martes, 28 de abril de 2009

Abordajes

Hay quien se dedica a observarte por la calle, según andas, según te cruzas con ellos, con el único objetivo de si puede o debe abordarte. Tu mirada, la seguridad que demuestres, la idea que produzcas en ellos es determinante para que se dirijan a ti: hoy al caminar me he cruzado con tres señoras que llevaban propaganda de los Testigos de Jehová, enseguida dos jóvenes (seguramente americanos) vestidos con el uniforme que suelen exhibir me han parecido mormones; un poco más adelante en un cruce estratégico de dos calles peatonales han aparecido varios portadores de chalecos de la Cruz Roja. Ninguno de ellos se ha decidido hoy a abordarme. He tenido suerte. Quizás el portar la sillita con el niño me ha servido para librarme de ese acoso al que a veces nos someten a diario. También hay quién encuesta, quien intenta en los centros comerciales desde que compres un filtro de agua a que inviertas tu dinero en una oficina bancaria virtual, quien pide firmas u óbolos para las causas más diversas. Casi ninguna mirada es gratuita, así es que es conveniente ensayar la mirada que vas a sostener o desviar cuando esto se produzca, aunque a veces los motivos del abordaje no tengan apenas que ver con esto: he observado durante un buen rato a los voluntarios (o no tan voluntarios, pues creo que algo obtienen a cambio) de la Cruz Roja en un cruce de calles para determinar el perfil de quienes abordaban, y sorprendentemente los chicos abordaban a chicas guapas o de buena presencia, y las chicas a chicos fornidos de buena planta. Quizás se trate tan sólo de una estrategia de seducción.

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