jueves, 28 de agosto de 2008

Melancolía


En un grabado de Durero así titulado, Melancolía, que ahora que lo pienso supongo que estará bien traducido del alemán, aparece un tipo pensativo, y la recreación de su pensamiento es nada menos que un cuadrado mágico (ese en el que la suma de sus filas, columnas y diagonales coincide) de tamaño 4 por 4 en el que están colocados los números naturales del 1 al 16. Es un cuadrado mágico difícil de construir. Hay una técnica bien conocida para construir los cuadrados mágicos de tamaño impar, pero los pares son en general difíciles. Pero no es esta melancolía a la que quería referirme, sino a la que me ha acontecido estos días últimos en las fiestas del pueblo a las que llevo asistiendo con conocimiento más de 25 años. Las ausencias, la edad, el aspecto físico, las rutinas repetidas por otros que ya no somos nosotros, las presencias inesperadas, la vuelta al pasado, los recuerdos rememorados, anclados en ellos en vez de intentar nuevas diversiones. Ese es el error, la vuelta a pasado no funciona, hay que tratar de renovarse, de crear nuevas situaciones, de renunciar durante esos días al recuerdo, pero eso es difícil cuando los programas se repiten calcados, cuando casi todo el mundo insiste en emular lo ya vivido. Al final se apodera de ti una sensación de soledad difícil de reprimir, más si coincide con la llamada crisis de los 40, más si le pasa a más gente a tu alrededor, soledad ante la vida, ante las vivencias, ante el resto de la especie humana, tan previsible, tan egoísta, tan animal a pesar de toda la elaboración del pensamiento, de toda la lógica, de toda la experiencia, de toda la historia, de toda la educación.

viernes, 8 de agosto de 2008

Paseos por la montaña

Durante las vacaciones en la sierra de Hervás descubro cada año senderos que atraviesan la aparentemente inextricable vegetación, caminos no tan ocultos, transitados por burros u otros animales a juzgar por los excrementos. Nunca me encuentro a nadie, bien por no ser la hora propicia para que los lugareños pasen por allí, bien por la baja frecuencia con que son utilizados. Utilizando mapas topográficos de la zona he descubierto algunas rutas que suben a la llamada pista Heidi trazada sobre la sierra a lo largo de 26 kilómetros. Conozco los extremos y otras 4 formas de llegar a puntos intermedios. Creo que cada año están menos utilizados los senderos, a pesar de que algunos utilizados como rutas de senderismo están más hollados y mejor señalizados, pero los que no vienen en las guías o no están marcados son difíciles de encontrar; algunos están empedrados desde hace cientos de años, pero la maleza terminará por ocultarlos. Es una realidad que una forma de vida rural, de cultivar prados y ganado en las tierras altas está en vías de desaparecer dado lo costoso del trabajo y el bajo rendimiento económico que produce. Eso se llevará por delante toda la red de senderos horadados y transmitidos durante generaciones. Es la vida del consumo, el capitalismo exacerbado lo que termina con estas formas de vida.

viernes, 1 de agosto de 2008

Días de piscina

Al contemplar esta tarde la escena que se daba en la piscina comunitaria, con niños bañándose vigilados por sus madres, mientras dos padres (los dos únicos que había en torno a la piscina), charlaban aparte en posición de machos de la manada, no he podido menos que pensar en la imagen ancestral de una manada de grandes monos bañándose en una charca hace cientos de miles de años, y repitiéndose una vez tras otra a lo largo de los tiempos. No hemos cambiado mucho en todo este tiempo, pese a la educación, a los avances tecnológicos, a la experiencia, a la cultura, a la modernidad. De hecho somos más parecidos de lo que creemos a nuestros antepasados más lejanos: en cuanto las cosas se ponen feas ya no hay educación ni cultura ni aprendizaje que valga, nos volvemos violentos, agresivos, capaces de matar por defender el territorio o la estirpe o el honor, o cualquier otra cosa que se nos antoje defendible. Lo más increíble y a la vez problemático es que casi nadie se cree esto en frío y siendo así no estamos preparados para si se diera el caso. Sin embargo todos reconocemos haber visto en la televisión algún caso de violencia doméstica en el que siempre un vecino del presunto agresor o agresora declara que era una persona normal, incapaz de matar a una mosca, en definitiva de la que nadie habría sospechado jamás. En fin, que somos simios un poco maquillados, un poco barnizados por unos pocos años de historia.