viernes, 1 de agosto de 2008

Días de piscina

Al contemplar esta tarde la escena que se daba en la piscina comunitaria, con niños bañándose vigilados por sus madres, mientras dos padres (los dos únicos que había en torno a la piscina), charlaban aparte en posición de machos de la manada, no he podido menos que pensar en la imagen ancestral de una manada de grandes monos bañándose en una charca hace cientos de miles de años, y repitiéndose una vez tras otra a lo largo de los tiempos. No hemos cambiado mucho en todo este tiempo, pese a la educación, a los avances tecnológicos, a la experiencia, a la cultura, a la modernidad. De hecho somos más parecidos de lo que creemos a nuestros antepasados más lejanos: en cuanto las cosas se ponen feas ya no hay educación ni cultura ni aprendizaje que valga, nos volvemos violentos, agresivos, capaces de matar por defender el territorio o la estirpe o el honor, o cualquier otra cosa que se nos antoje defendible. Lo más increíble y a la vez problemático es que casi nadie se cree esto en frío y siendo así no estamos preparados para si se diera el caso. Sin embargo todos reconocemos haber visto en la televisión algún caso de violencia doméstica en el que siempre un vecino del presunto agresor o agresora declara que era una persona normal, incapaz de matar a una mosca, en definitiva de la que nadie habría sospechado jamás. En fin, que somos simios un poco maquillados, un poco barnizados por unos pocos años de historia.

No hay comentarios: