jueves, 17 de julio de 2008

Decisiones y encrucijadas

Es difícil a veces otear el horizonte de vida personal y decidir cuál va a ser la decisión correcta. Siempre existe el recurso de tomar la decisión de no hacer nada, dejar que todo fluya tal cual, e improvisar las actuaciones según se producen los acontecimientos. Existe el dicho clásico "que me arrepienta de lo que he hecho, no de lo que no he hecho". Yo defiendo siempre que es bueno que esté la posibilidad de decidir; eso nos mantiene vivos, nos hace pensar. No hace tanto tiempo que soy consciente de que yo suelo decidir por probabilidades, y a veces de una forma difusa, mezclando esto con intuiciones, o con otras experiencias similares, vividas o leídas o vistas en el cine. Lo que está claro es que no tienes a un alter ego de control para saber si lo que has decidido es o no lo correcto, o lo mejor, o lo menos malo. Es a todas luces imposible de comprobar ni de comparar, aunque desgraciadamente tendemos a hacerlo, siempre de forma desfavorable, siempre obviando datos, sin entrar nunca en los detalles o en los indicadores principales. Por tanto se impone pensar de forma positiva que lo que has hecho ha sido lo mejor, y aceptarlo como lo único posible una vez que has tomado la decisión y esta es irrevocable. Se puede novelar o ironizar sobre otras decisiones, pero es ciencia ficción.

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