miércoles, 7 de diciembre de 2011

Pantalones abandonados

Se me ha disparado la imaginación.
Desde el coche en marcha he vislumbrado tras la niebla unos pantalones vaqueros, tiesos tras la helada, en un solar al lado de un campo de fútbol terrero. ¿Cómo han llegado ahí?. No sé el motivo de mis elucubraciones pero enseguida he pensado en violencia, en tres o cuatro tipos globalmente indeseables forzando a otro a quitarse los pantalones en medio de la noche fría, como venganza, o como castigo ejemplarizante. Sin ir más allá, ya me parece un castigo excesivo, todo lo que puede imaginar el pobre hombre desprovisto de sus pantalones que van a hacerle, el miedo, la impotencia ante la fuerza conjunta y coordinada de los "malvados". Ya dentro de la situación, uno tiende a echar balones fuera y pensar que algo habrá hecho el fulano, que seguramente tú no habrías llegado a una tal situación, pero eso es autoengañarse, simplificarlo todo. Quizás se ha tratado de las circunstancias, o de un azar capaz de concatenar varios hechos inocuos separadamente, o tal vez es un asunto que pone de manifiesto la maldad intrínseca o predominantemente intrínseca de muchas personas. Imagino sangre y navajas que no llegan a herir mortalmente, pero que avisan, y el hombre desprovisto de sus pantalones en medio del frío, castañeteando los dientes buscando refugio en un hogar que no tiene, al menos en un cuarto seguro o en alguien... O parafraseando a Conrad: ¡El Horror!.

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