lunes, 4 de octubre de 2010

Los detectives salvajes


Cuando leo un libro que me gusta, a menudo me pregunto si yo hubiese podido escribir una obra parecida. Acabo de terminar el libro de Roberto Bolaño Los detectives salvajes, y en este caso mi respuesta contundente es no. No hubiera podido escribir nada parecido, ni remotamente parecido, aún incluso después de haberlo leído. En primer lugar porque mi concepción de las historias es mucho más lineal, en segundo lugar porque como escritor-lector de mí mismo, me habría interesado saber un poco más acerca de la mayoría de personajes que allí aparecen; todo es demasiado abierto para mi curiosidad natural. En tercer lugar, porque es muy difícil escribir así, imaginar una historia como esa, con tantas ramificaciones, con tantos personajes, con tantos detalles sutiles, con tanto surrealismo, con tanta poesía…
Me ha fascinado la lectura de esta obra, y eso que ya conocía a Bolaño, había leído 2666 y El Tercer Reich y me parecía un escritor de culto. Ahora creo que esta novela supera todo lo que había leído suyo anteriormente. Creo haber aprendido estilos de vida, posibilidades, caminos, formas de escribir desconocidas, pero sobre todo me ha hecho renovar mi pasión por la literatura, por la poesía, al tiempo que me ha abierto la puerta para adentrarme en escritores de los que nada sabía. Pienso que he encontrado un filón de lectura-escritura en estado puro, en otra dimensión de lo que acostumbramos, más libre, más creativa, más subversiva, sin nada que perder pero al mismo tiempo destruyendo todo lo que toca.

No hay comentarios: