jueves, 4 de diciembre de 2008

Publicidad original


La gente se las ingenia como puede para vender lo que sea, bien a través de la Red, bien a través de los métodos publicitarios más diversos. Hace poco comencé a fijarme en que las farolas de las avenidas principales estaban llenas de carteles caseros y restos de otros que ya habían fenecido, por superposición, por los elementos climáticos, porque alguien los había arrancado. Es curioso como los árboles se respetan más o menos, pero todo el mundo utiliza las farolas, de hecho en el trayecto del paseo que estaba realizando hace unos días (cuando obtuve esta fotografía), comprobé que todas estaban ocupadas. En estos tiempos en los que la economía flojea todo el mundo está dispuesto a vender algo, sin intermediarios, y a ser posible pagando los menos impuestos posibles. Además lo que me llamó la atención es que no sólo los carteles caseros ofrecían cosas o demandaban trabajo, los había también de objetos perdidos o personas desaparecidas. Me llamó mucho la atención uno en el que se decía: "buscamos vaquita de peluche desaparecida el pasado sábado en este trayecto,..."; pobre niño el que lo hubiera perdido, seguro que era su mascota favorita, aunque tal vez algún otro niño haya prohijado a la vaquita.
Deben de tener mucho público las farolas, porque ya digo que estaban todas cubiertas, hasta bastante altura, y pude comprobar como varios señores con aspecto de jubilados, leían con atención varios de estos anuncios; a buen seguro si encuentran algo interesante luego se lo transmitirán a sus hijos o a sus nietos: "un chollo de piso o un coche en perfecto estado, o una camada de cachorros de Pastor Alemán preciosos,...". Todo un mundo éste de la publicidad en las farolas en el que apenas me había parado a pensar.

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