viernes, 12 de septiembre de 2008

Teatro

¿Cómo puede provocar tal cantidad de pensamientos una obra de teatro, despertar tantas inquietudes, trastornar, remover tantas conciencias?. Tan solo un par de personajes en "Seis clases de baile en seis semanas", Juanjo Artero y Lola Herrera son capaces en algo menos de dos horas de todo esto, con una ambientación magnífica, provocando una revisión constante de nuestra vida cotidiana, una revisión inteligente, un deseo de imitar movimientos, frases, pensamientos. A mí personalmente no me gustó el desenlace ni los minutos finales, en los que se acumularon varios tópicos, y sí mucho la parte inicial en la que se interpretaba de una forma muy personal el significado de distintos bailes, con diálogos sorprendentes y un lenguaje corporal muy trabajado, muy propio del teatro. Siempre he pensado que la mejor forma de adquirir ideas, de pensar más allá de lo que pensamos en la vida cotidiana, es asistir a comprobar el trabajo de otros en ese campo, o leer, o contemplar fotografías, pintura, escultura. Todo esto te hace sentir vivo, con ganas de hacer cosas, sentirte acompañado en medio de la soledad natural.

1 comentario:

Marta Calzada dijo...

Me alegra saber que has ido a ver esa obra de teatro. Tuve el placer de ir a Madrid a ver la representación. La recuerdo de manera especial pues me hizo reflexionar sobre muchas cosas.