miércoles, 21 de mayo de 2008

Aves de Paso

A raíz de un encuentro hace un par de días con una antigua compañera de trabajo y de viaje he empezado a pensar en que cada año conocemos gente distinta con la que convivimos e intercambiamos ideas, pareceres, gustos culturales, conversaciones, etc. Es curioso, pero hay personas que no dejan apenas huella, y de las que cuesta incluso acordarse del nombre; por contra hay otras que aportan gran cantidad de ideas, en forma de autores, libros, discos, formas de actuar, ideas educativas, o simplemente conversación, y de las que nos acordamos durante años o toda la vida. A veces basta un regalo o una complicidad, o unas confidencias. A estas personas puedes estar un montón de tiempo sin verlas por el azar vital que cada uno lleva consigo, pero si te encuentras con ellas se restablece casi la misma complicidad que hubo antaño. La pregunta es obvia: ¿qué se puede hacer para acordarse de alguien que te ha dejado buena impresión?. La respuesta es NADA. Todo lo que acontece tiene que surgir sin premeditación. Eso es al menos lo que piensa un optimista y romántico como yo.

No hay comentarios: