DIFÁCIL
2005
97 Páginas
Magnífico
poema de José Manuel de la Huerga, ilustrado por Rafael Vega (Sansón),
en una edición muy cuidada, un lujo para la palabra, que se extiende a
lo largo de unas 90 páginas con frases cortas y punzantes que van
penetrando en el espíritu del lector como una cuña, mostrándole un
paisaje de niñez en el páramo leonés, mezclado con el misterio de un
regreso y una partida.
Empecé
a leerlo sin saber qué era, pensando en que se trataba de varios poemas
sueltos con alguna conexión temática o temporal, y mi primera sorpresa
fue encontrarme con un poema extenso en el que pude contemplar mi
infancia en un pueblo diferente del allí descrito, pero asimilable en
muchas
metáforas. Página a página fui capaz de recrear el ambiente que el
autor quería mostrarnos, y todo el misterio concentrado en alguien muy
próximo al protagonista, alguien que a la manera de un indiano llega a
unas vidas diferentes en un territorio conocido, alguien con un halo de
melancolía como si estuviera viviendo sus últimos días o no tuviera más
remedio que irse de la misma forma misteriosa con la que había
aparecido.
Cuando
pude leerlo todo casi de un tirón, el poema me dejó emocionado; pensé
de inmediato en cómo habría sido el proceso escritor, y tuve claro que
lo fundamental fue una idea, una idea magnífica de un lugar y un tiempo
del que el autor seguramente sienta nostalgia, un tiempo que funde
muchos tiempos ya pretéritos antes del imparable avance de la modernidad
que tanto cambió los paisajes y a las gentes que los habitaban.
Después, sólo después, con tiempo, saldrían mezclados recuerdos vividos,
relatos de sus mayores, sensaciones que quedan cuando nada queda, y
sobre todo la capacidad para habitar una casa vieja y dotarla de vida,
mucha vida, toda la que cabe en la infancia rememorada.
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