- Espasa Calpe, Clasicos castellanosVersion castellana impresa en Valladolid en 1511 de la obra de Joanot Martorell y Marti Joan de Galba
- Edicion, introduccion y notas de Martin de Riquer de la Real Academia Española
- 5 tomos, tomo I 312 pags, tomo II 405 pags, tomo III 367 pags, tomo IV 284 pags y tomo V 275 pags.
- Año 1974, 18 x 12 cm
Monumental novela, originalmente escrita en
valenciano y traducida al castellano de principios del siglo XVI, en cinco tomos, estructurada en cinco
libros, escrita por el caballero valenciano Joan Martorell, aunque terminada por Martí Joan
de Galba. El libro me ha gustado mucho por diferentes motivos, y me ha
suscitado reflexiones e ideas. Anoto aquí algunos pensamientos que me ha
sugerido:
Muere el héroe antes de alcanzar
su gloria o después de haberlo hecho de forma privada, ideal, religión,
invocación a todos los pecados, justificación vital en el todopoder, ajeno a
suerte o a méritos o a conocimientos médicos; fortuna, amor a primera vista,
justicia caballeresca, deseo desglosado entre líneas, polvo, riquezas descritas
sin mesura, belleza piramidal, la Princesa en la cúspide, el protagonista
salvado por su hermosura, y por sobre todas las cosas, la palabra, el lenguaje
traducido del valenciano a principios del XVI, la etimología de las palabras a
medio formar, la exquisita colocación de algunos vocablos, decenas de historias
ramificándose, imágenes de la batalla, ejemplaridad, sentencias de la sabiduría
acumulada por siglos de humanidad, héroes, ermitaños, asuntos religiosos, reinados,
guerras por una mujer, la honra, la transgresión de la honra o la promesa
matrimonial mutua eximente de toda deshonra. Plagio de algunos párrafos de
obras contemporáneas, el deseo y el sentimiento debilitan al héroe y tal vez lo
resucitan, el valor es ajeno al amor, orden de caballería, la astucia de la
guerra nunca es la misma, fraternidad y clan, el arrojado capitán claudica en
el amor, inocente y párvulo, beato, alejado del conocimiento del sexo. En la
cúspide de la pirámide está la belleza suprema, la que más adornos posee, la
que apenas se deja entrever, en una edad que ahora nos parece escandalosa:
catorce años. Hay heridas y secuelas, y la fortuna por doquier, una tempestad,
un naufragio, el tiempo de un asedio o de una conquista es elongado o contraído
por el narrador que a veces decide evitar los pormenores y otras se detiene
morosamente en los detalles de la gran mortandad de una batalla. La emperatriz
se enseñorea de su amante, al que literalmente encierra y encama, un siervo
amado, un futuro emperador, digno capitán y caballero, mas sirviente enamorado.
El héroe nace en la historia y pasa a la posteridad en la narración, en el
recuento de sus gestas, de las hazañas bélicas. Un subterfugio permite conocer
carnalmente a su amada antes de su muerte, sobre la que hoy especularía un
médico: ¿apendicitis, el bazo, el hígado? El autor lo despacha con un dolor
aparecido de repente en un costado que enseguida se muestra mortal, pero la
agonía da lugar a cartas de despedida, testamento y oraciones. Los médicos
(físicos en la novela y en la época), apenas tienen remedios para las heridas;
la suerte resulta crucial en cada batalla, y Tirante se enfrenta a cientos de
combates y sale victorioso de todos".
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